Desde hace mucho tiempo los sistemas de gestión de tareas, gestión del tiempo o los mil nombres que reciben están en auge. Sin duda el rey de todos los sistemas en la actualidad es el GTD, el sistema de David Allen que -desde hace años- estructuró y sistematizó un método derivado de otras técnicas ya existentes. En estos momentos, con la generalización de los smartphones y otros mecanismos móviles, facilitan la labor y seguimiento de la planificación. El método GTD tiene múltiples aplicaciones software, incluso se puede utilizar basándose en el correo electrónico. Entonces, si es un buen sistema y tiene infinidad de software que facilita su implantación y uso, ¿en qué falla?, en nada, el sistema siempre cumple, los que no cumplimos somos nosotros. Este es el problema, le hacemos trampas al método, sin darnos cuenta que nos las hacemos a nosotros mismos. Aunque siempre aguantamos una semana, en ese periodo le perdemos el respeto al sistema. El GTD es simple, operativo y efectivo, pero requiere contar con nuestro compromiso, con una gran autodisciplina que venza a la procrastinación. No es fácil, otra vez nos encontramos con el problema de falta de motivación y el aburrimiento laboral.
Las claves de la planificación y ejecución de las tareas son varias: conocer cual es el objetivo que deseamos conseguir, estructurar las tareas que necesitamos realizar para conseguirlos y ejecutarlas fiel e irremediablemente. La trampa principal que está esperándonos es: ir a la oficina esperando que el magma nos arrastre, acabaremos muy cansados y no habremos avanzado nada. Tenemos que ser proactivos, tenemos que buscar el objetivo, si vas a la oficina sin saber lo que vas a hacer, ya has hecho tarde…el magma te atrapará, lleno de problemas y complicaciones.
Son muchos profesionales los que se inician el uso del GTD, al principio les hace ilusión: introducir las tareas, ir ejecutando las tareas, replanificando las que no se han podido hacer, quitarse las minitareas de encima…pero la ilusión se acaba y un cambio se hace necesario, dejar la disciplina del sistema y volver a ser arrastrados por el magma.
Hay un único sistema infalible que siempre, es un motor que -aunque cada vez es más escaso- nos asegurará la realización de las tareas adecuadas, con o sin GTD: la voluntad.
Se me ocurre uno motor más fuerte todavía: el disfrute-placer-bienestar-satisfacción de hacer aquello que te gusta. Lamentablemente la tribu, la sociedad, no te invita a descubrir “aquello”.
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Vicente, en realidad es el mismo motor -querer hacer algo-, me refiero que hace falta la voluntad en cualquier caso. En el que tú apuntas la voluntad viene intrínsecamente entrelazada con la tarea a realizar (lógicamente) y en el caso normal hay que conseguirla de tu sentido d ela responsabilidad, compromiso, etc. (hay que forzarla, vamos). Fervorosamente espero llegar a conocer una sociedad que pondere más la realización de trabajos que nos gusten, aunque en todas las profesionaes hay una parte que te encanta y otra que te gusta menos, también es cierto que las diferencias entre unas y otras profesiones son abismales.
Estoy de acuerdo con lo que dices, aunque puestos a pedir, añadiría que se puediera cambiar de foco -cada x años- entre las cosas que te gustan.
Gracias por tu comentaruio, saludos,
Rafael
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